Ahà va mi sombra por calle Humboldt, la orilla verde de la ciudad;
una arbolada calle orillera adoquinada de soledad.
Por esta calle pasa la vida madrugadora como un panal;
soy el vecino de un vecindario que amasa a diario tumulto y pan.
Yo suelo amanecer de niebla en el andar,
Palermo es un balcón que se niega a olvidar,
allà empinó el pregón su dura libertad.
Por esta calle pasó mi pueblo soñando un sueño de no acabar.
En calle Humboldt no hay campanarios y en su silencio crece el malvón,
otoñamente nos despereza la milonguita de algún gorrión.
La tarde vieja entra al boliche y piensa un trago crepuscular,
cuando el violento salmo de un truco me echa un envido de eternidad.
Yo suelo verdecer, amaneciendo aquÃ, con árboles y sol, y gorrión y paÃs.
¡Qué hermoso despertar y amanecer raÃz!
Por calle Humboldt, por calle rÃo, por calle pueblo del porvenir.
Por esta calle pase y no calle, levante un canto de hombre y paÃs.
Venga y levántelo, grite: Yo soy de aquÃ.